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sábado, 5 de junio de 2010

POR CIERTO.

Y no por ser estanquero, que más bien por fumador lo digo, por currante necesario que a diario necesita de curro, hasta en domingo y ¿qué digo? Pues bien sencillo es el tema y gran solución al dilema de prohibiciones, límites y tocadura de "co...pones".

Y es que hoy, de casualidad, he visto que el presupuesto total de sanidad para el año pasado fue de 763 millones de euros y al tiempo, nuestra tan querida agencia tributaria nos recaudó a los criminales fumadores alrededor de 8.700 millones de euros. Ahí queda eso y, a buen entendedor....

Unido a que estamos en épocas de crisis agudas y que vivimos de muchos guiris que, precisamente por poder beber, comer y fumar a España vienen, pues no sé si es el momento más oportuno.

Bueno, ya está, ya lo he dicho.

(Cuánta inteligencia, pragmatismo y, sobre todo, mentira hay en nuestro pequeño mundo).

PUES HOY HE VISTO YA TRES!!!





Nunca podrá ponerse en duda de cuán bonito es este tipo de coche, aunque suponga un derroche el capricho de despojarse de parte alta, pues, fíjense ustedes que en mi caso y teniendo ya mi capota bien desmontada, nunca importancia alguna a este hecho le he dado y además, barato les salgo, sobre todo en peluquería.

Y fresquito, bien que lo será, y muy cómodo resultará, que sí, que así será, más no sé, piénsenlo ustedes, pero esa circusntacia mejor se dará al fresco del atardecer o incluso con la noche ya bien "entrá", lo que no veo yo práctico es que, a treinta y un grados que refleja el termómetro a media mañana, dándole el soletón en la cara, se podrá ir muy a gusto.

No sé, llámenme loco pero creo que más a gustito y más fresquito se iría en estos coches utilizando esos maravillosos climatizadores que ya, y en estos tiempos que corren, todos lo vehículos tienen, hasta los descapotables. Y la capota, se quita de noche, no me sean ustedes, dueños de esas maravillas, tan torpes, que me van a pillar ustedes lo que no tienen. Además, piensen ustedes que se lo digo por su bien, pues aunque también entre en juego una pizca de envidia sana, que me entra, lo que más me preocupa, por ustedes, es verlos penando y ver cómo, cuando por la calle vienen, a los demás ustedes divierten y entretienen por verlos en tales guisas, no lo nieguen, así que, por su bien y por su imagen, cuiden ustedes detalles, que ya que se ven con esos cochazos, no den ustedes ramalazos que de catetos les de capotazos.

En fin, que sigan, que yo seguiré sonriéndome al verles penar de forma tan innecesaria como ridícula.